En ocasiones, tiende a hablarse de la inmigración simplemente a través de estadísticas y se olvida la existencia de situaciones y experiencias muy diferentes. El lugar de procedencia puede desvelar algunas pistas que ayudan a entender las diferentes realidades. Gracias a la interpretación de varios datos facilitados por el Padrón Municipal, el último informe sobre inmigración del CES (Consejo Económico y Social) de la Comunidad de Castilla y León, trata, entre otros muchos análisis, de perfilar las características de los diferentes extranjeros por país de procedencia y describir las peculiaridades de los diferentes grupos humanos. “Lo primero para abordar esta cuestión”, afirma la socióloga Henar Maza Sanz, “es tener en cuenta que no solo influyen las características concretas de los diferentes grupos, sino también nuestra percepción. Físicamente algunos europeos pueden parecernos españoles, pero están aquí”.
De hecho, más del 40% de los inmigrantes en Castilla y León son Europeos. Aunque las migraciones procedentes de países de dentro y de fuera de la Unión Europea son muy diferentes (ha de recordarse que cuando el informe fue publicado Rumanía y Bulgaria aun no formaban parte de la UE). Entre los que vienen de la UE abundan profesionales cualificados que se instauran en la región debido al trabajo. Sin embargo, su edad media es significativamente mayor que la del resto de inmigrantes, debido a su alto porcentaje de personas mayores. La excepción más destacada es Polonia, con una ausencia casi total de mayores.
Muy diferente es el caso de los rumanos y búlgaros. El abogado especialista en inmigración de la Red Acoge Eduardo Boelhoff Carbajo confirma que “la facilidad que da la Unión Europea para la movilidad hace que rumanos y búlgaros decidan volver a España con la entrada de sus países en la UE. Anteriormente, habían decidido marcharse puesto que en sus países de origen podían vivir mejor. Con la equiparación al euro, la vida allí es igual de cara, pero el nivel de vida es más bajo. Lo mismo ocurre con los sueldos.” Ambos países presentan una inmigración principalmente masculina. El informe confirma que, no obstante, también abundan parejas con hijos. Es frecuente que, aunque llegue primero el marido, al poco tiempo se produzca el reagrupamiento familiar. Estos colectivos, los rumanos en especial, son en su mayoría mano de obra poco cualificada. Principalmente son inmigrantes jóvenes, en torno a los 32 años, cuya meta, por lo general, es la obtención de un puesto dentro de las llamadas Ocupaciones Elementales (construcción, hostelería…). La situación económica actual, como señala Sanz Mata, no afecta negativamente a este tipo de inmigración: “con la crisis económica se podría pensar que muchas de estas personas están volviendo a sus países de origen, pero no es así. En el caso, de Bulgaria y Rumania la situación económica también afecta a sus países y España, en comparación, se encuentra en una posición que resulta más ventajosa. Por ejemplo, la comida allí cuesta lo mismo pero los salarios siguen siendo mucho más bajos”.
Lo que más me gusto de poder abordar este tema fue entrevistar a Eduardo y Henar. ES un gusto conocer a profesionales que te hablen de estos temas desde su vocación.
ResponderEliminarEn mi trabajo en Guijuelo veo muchas familias de Rumanos trabajando en el sector cárnico como peones. Empieza normalmente viniendo un hijo jóven, entre 22-35 años, y luego va viniendo la familia, primero la mujer y los hijos, y últimamente otros familiares, tengo ahora unos cuantos padres de estos hijos trabajando en el pueblo, y son muy trabajadores y mucho más formales y educados que sus hijos (como pasa con los jóvenes y los mayores en nuestro país). No estoy viendo que vuelvan a Rumanía cuando quedan en desempleo, simplemente siguen buscando trabajo mientras cobran el paro y las distintas ayudas, al igual que nosotros.
ResponderEliminarLa verdad es que en Rumanía, con el cambio de Euro y del mercado, lo estarían pasando aún peor que en España
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