Entrevista: Jesús Puente García Coordinador de las clases de Español para Inmigrantes en Procomar
Usted estuvo en el nacimiento de Procomar ¿Por qué una asociación para colectivos marginados justo en ese momento?
La verdad es que fue la Asociación de Padres de alumnos (APA) del colegio La Salle de Valladolid los que se movieron. En 1985 había en el barrio de la Victoria un gran poblado de portugueses. Vivian en carromatos, chabolas… la primera vez que lo vi me pareció peor que el tercer mundo. La mayoría de los padres eran feriantes, lo que provocaba que muchos de los niños no estuvieran escolarizados o que algunos padres tuvieran que dejarlos en Valladolid los meses que duraran las ferias.
Entonces le propusieron buscar soluciones.
Bueno, a mí y a otros. En un primer momento fuimos dos Hermanos, un médico y una asistente social. Éramos un grupo que trabajamos coordinados para examinar las necesidades más urgentes, que fueron educación, sanidad y alojamiento.
Tuvo que ser complicado empezar de cero ¿Cómo fue este comienzo para usted?
Lo primero que hicimos fue visitar otras iniciativas que ya estaban en marcha. El Hno. Hall estaba trabajando en el barrio chino de Barcelona con prostitutas y marginados en condiciones durísimas. La experiencia me marcó en dos sentidos. El primero, para tener claro la necesidad de crear la Asociación. Por otra parte, también descubrí a qué colectivo estaba más llamado, los niños. Un grupo que, precisamente entre los portugueses de Valladolid, estaba muy desatendido. Aquí, lo más complicado fue el proceso de acercamiento. Al principio nos rehuían por miedo y por no sabe qué intenciones teníamos. Pasados unos pocos meses la entrega fue absoluta y trabajamos muy bien con ellos y conseguimos mucho. Por ejemplo, cuando llegamos de los 50 niños tan solo uno estaba escolarizado, cuando marché ya había 42.
Se solucionó finalmente el problema.
Sí, la verdad es que contamos con mucha ayuda, subvenciones, donaciones… nuestro objetivo era integrar a los portugueses y que no vivieran en esas condiciones. El Ayuntamiento se volcó con nosotros y, finalmente, el poblado desapareció 12 años después de comenzar a trabajar. Fue entonces cuando la Procomar dio un vuelco. La realidad de inmigración en Castilla y León comenzó a acrecentarse y los que la llevaban en ese momento decidieron darle un nuevo enfoque. Ahora nos dedicamos a la ayuda al inmigrante desde los locales de la Asociación.
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Aquí está lo prometido, la primera parte de la entrevista con Jesús.
ResponderEliminarCreo que una de las claves más importantes del desarrollo de las personas y, a través de ellas, de la sociedad, es la educación. En este sentido no tenemos el derecho de excluir a nadie de la misma, y la obligación de ayudar a quién no puede llegar a conseguirla o tiene dificultades para ello. Todo el que ayude a educar a las personas se merece todo mi respeto y admiración.
ResponderEliminarPrecisamente es lo que Jesús dirá más adelante. Desde mi punto de vista el problema son las soluciones parciales. No debemos olvidar que la educación parte de la administración. Ya podrían combinarse un poco y hacer unos planes más integrales.
ResponderEliminarLo de la educación en la administración es otro tema para analizarlo tranquilamente. Entiendo que debemos lograr que las personas aprendan a pensar, que entiendan el funcionamiento y porqué de las cosas en lugar de tenerlo tan dirigido a memorizar datos que luego se olvidan. También habría que lograr unos planes de educación eficaces y a largo plazo, sin miedo a cambiarles si no funcionan o a mantenerles si funcionan, sea el mismo u otro signo político el que les puso en funcinamiento.
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