lunes, 31 de mayo de 2010
"La clave reside en las personas" II
Usted estuvo en el nacimiento de Procomar ¿Por qué una asociación para colectivos marginados justo en ese momento?
La verdad es que fue la Asociación de Padres de alumnos (APA) del colegio La Salle de Valladolid los que se movieron. En 1985 había en el barrio de la Victoria un gran poblado de portugueses. Vivian en carromatos, chabolas… la primera vez que lo vi me pareció peor que el tercer mundo. La mayoría de los padres eran feriantes, lo que provocaba que muchos de los niños no estuvieran escolarizados o que algunos padres tuvieran que dejarlos en Valladolid los meses que duraran las ferias.
Entonces le propusieron buscar soluciones.
Bueno, a mí y a otros. En un primer momento fuimos dos Hermanos, un médico y una asistente social. Éramos un grupo que trabajamos coordinados para examinar las necesidades más urgentes, que fueron educación, sanidad y alojamiento.
Tuvo que ser complicado empezar de cero ¿Cómo fue este comienzo para usted?
Lo primero que hicimos fue visitar otras iniciativas que ya estaban en marcha. El Hno. Hall estaba trabajando en el barrio chino de Barcelona con prostitutas y marginados en condiciones durísimas. La experiencia me marcó en dos sentidos. El primero, para tener claro la necesidad de crear la Asociación. Por otra parte, también descubrí a qué colectivo estaba más llamado, los niños. Un grupo que, precisamente entre los portugueses de Valladolid, estaba muy desatendido. Aquí, lo más complicado fue el proceso de acercamiento. Al principio nos rehuían por miedo y por no sabe qué intenciones teníamos. Pasados unos pocos meses la entrega fue absoluta y trabajamos muy bien con ellos y conseguimos mucho. Por ejemplo, cuando llegamos de los 50 niños tan solo uno estaba escolarizado, cuando marché ya había 42.
Se solucionó finalmente el problema.
Sí, la verdad es que contamos con mucha ayuda, subvenciones, donaciones… nuestro objetivo era integrar a los portugueses y que no vivieran en esas condiciones. El Ayuntamiento se volcó con nosotros y, finalmente, el poblado desapareció 12 años después de comenzar a trabajar. Fue entonces cuando la Procomar dio un vuelco. La realidad de inmigración en Castilla y León comenzó a acrecentarse y los que la llevaban en ese momento decidieron darle un nuevo enfoque. Ahora nos dedicamos a la ayuda al inmigrante desde los locales de la Asociación.
martes, 25 de mayo de 2010
“La clave reside en las personas” I
Entrevista: Jesús Puente García, Coordinador de las clases de Español para Inmigrantes en Procomar (Valladolid)
Jesús Puente García, natural de Villarmentero, Burgos, coordina a sus 73 años el grupo de voluntarios que enseña español a inmigrantes en la Asociación Procomar en Valladolid. Hermano de La Salle, licenciado en Filología inglesa y maestro, Puente García ha dado clases en Valladolid, Palencia Santiago de Compostela y Asturias. Además de pasar cinco veranos de misiones en la India, ha vivido varios años de estudio y trabajo en Inglaterra.
Comenzó su andadura como maestro en el colegio Lourdes de Valladolid, acompañado por un hermano especialista en técnicas de alfabetización. El desarrollo de aquellos conocimientos, así como la vocación hacia los más pequeños y necesitados, hicieron que la institución La Salle se fijara en él como uno de los motores para poner en marcha Procomar, Promoción de Colectivos Marginados. Durante seis años, formó parte del equipo destinado a mejorar las condiciones de vida de la inmigración portuguesa asentada en Valladolid.
Procomar cumple en 2010 sus bodas de plata. Las necesidades, los ámbitos de actuación y la estructura han cambiado para adaptarse a la nueva inmigración. Hace seis años, Puente García volvió a Valladolid para coordinar la enseñanza de español para inmigrantes en la misma Asociación, lo que, según él es la “mejor jubilación que podía esperar”.
jueves, 20 de mayo de 2010
Comunidad de acogida
Las medidas que el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ha presentado como propuesta para la nueva Agenda para la Población incluyen una especial atención al colectivo inmigrante. Este grupo se convierte en elemento fundamental para evitar la despoblación de la comunidad. Las medidas responden a un equilibrio entre subvenciones, acuerdos y programas de apoyo que pretenden facilitar la adaptación del inmigrante.
Las propuestas recuerdan iniciativas similares que, en otras Comunidades, también han intentado abordar el problema de la despoblación mediante la atracción de extranjeros. Por ejemplo, Aragón, en octubre de 2000, aprobaba en las Cortes el Plan Integral de Política Demográfica que incluía propuestas relativas a la inmigración entre las que resaltaban: subvenciones a organizaciones no gubernamentales de mujeres que trabajen con mujeres inmigrantes, estudio continuo de las necesidades, creación de grupos de trabajo de atención socio-sanitaria, apertura de aulas de inmersión, aumento del número de profesores de educación compensatoria y campañas de sensibilización. Unas propuestas que tuvieron una dotación presupuestaria de 660.000€ aproximadamente.
El dinero asignado a la nueva Agenda es precisamente uno de los principales puntos de conflicto. Ana Redondo, portavoz del Grupo Socialista en las Cortes Regionales, destaca que el gobierno de la Junta no tiene en cuenta "ni un solo euro adicional, ni un solo recurso específico" y reitera que el compromiso de Herrera de dedicar 3.300 millones para este proyecto no está consignado en la Ley de Presupuestos.
Sin embargo, el dinero no es el único problema que plantea la nueva Agenda en relación a los inmigrantes. José Mª Martínez Sánchez, profesor de economía en la Universidad de Burgos, reconoce que la inmigración puede tener consecuencias positivas respecto a la demografía: “compensa la disminución de la población y favorece su crecimiento” y “mejora la ratio de dependencia y el equilibrio financiero”. Además, quienes vienen suelen estar “en edad de contribuir a la formación del capital social” y “si son cualificados pueden ayudar a mejorar de la productividad”. Pese a esto, Martínez Sánchez advierte que “la inmigración no puede ser más que una alternativa temporal a la baja fertilidad”, pues “para lograr mejoras sensibles en la estructura de envejecimiento de la población, la entrada de inmigrantes tendría que ser masiva”. El profesor de la Universidad de Burgos apuesta por un seguimiento de la inmigración en tres fases: antes de la entrada en la Comunidad, en el acceso al mercado de trabajo y en su incorporación a la sociedad. Está gestión debería estar contemplada en el proyecto de Ley de Integración que la Junta planea aprobar en 2010, para asegurar que los beneficios demográficos y económicos compensen los costes políticos y sociales.
Con la planificación de este proyecto de ley, Castilla y León se une a la iniciativa de la Comunidad Valenciana, donde la Ley de Integración de los Inmigrantes ya fue aprobada en 2008. Dicha ley tenía como uno de sus principales objetivos fortalecer “la interacción y eliminar las actitudes xenófobas surgidas por desconocimiento”, tal y como afirmó Rafael Blasco, Conseller de Inmigración y Ciudadanía, el día en que la ley fue presentada. Las palabras de Blasco resaltan otro de los problemas que plantea la nueva Agenda para la Población: las repercusiones sociales.
La Junta ya ha empezado a dirigir la mirada, en lo que a la integración se refiere, hacia un ámbito muy concreto: el idioma. El aprendizaje del español ha sido presentado como una de las bazas del consejero de Interior y Justicia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, el pasado mes de octubre al hablar de la futura Ley de Integración.
El éxito de esta y de las demás medidas expuestas en la Agenda para la Población dependerá del apoyo de todos los agentes implicados, de la consecuente financiación y del estudio de las diferentes propuestas para aplicarlas en su globalidad y no como medidas temporales ante una situación que se plantea de urgencia.